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Capitalismo vs Cultura en San Miguel

por Viridiana Gutiérrez

¿Cómo abordar temas de una naturaleza urgente para el arte y la cultura, como lo son las relaciones entre las políticas culturales, el turismo cultural y la economía cultural en un lugar como San Miguel de Allende?

Los objetivos fundamentales en S.M.A. van hacia el turismo desbordado y los levantamientos inmobiliarios de primer nivel, los cuales están transformando el paisaje urbano, sin conciencia sobre el ordenamiento ecológico de la zona que rodea al Centro Histórico, ni un plan desarrollo urbano decente para la mejora de la ciudad; lo cual encarece la vivienda empujando a la comunidad local a la periferia, dejándola en condiciones de pobreza, con falta de recursos, de servicios básicos y vulnerables ante la inseguridad.

Si esa es la actualidad de S.M.A, tan reconocido y plasmado en el imaginario no sólo de los mexicanos, sino de los extranjeros como un centro artístico cultural por excelencia en nuestro país, en la que su pasado histórico y su relevancia en las relaciones culturales internacionales, ha sido modelo de transformación de un lugar a través del arte, ¿dónde y cómo el arte juega un papel preponderante como agente activo de la vida de la ciudad?

Claramente desde hace unos años la integración comercial y del fenómeno de bienes, servicios y productos culturales es latente y en apresurado crecimiento. Sin que esto signifique, que las ofertas de estos sean de calidad. La línea que se deja ver es del todo comercial, espectáculo más que propuesta, y la explotación banalizada y kitsch de los íconos mexicanos para el regocijo del ojo inculto de propios y ajenos. Estrategias mercadológicas obvias, sólo para vender objetos que caen más en lo decorativo a lo Sears o Liverpool, que objetos artísticos con valor simbólico y trascendental.

Para sorpresa de quienes nos dedicamos a la gestión, promoción y producción de bienes artísticos y culturales, ese mecanismo ha funcionado para atraer un consumo de estos objetos por parte de una clase acomodada mexicana y extranjera que viene de fin de semana o por temporadas cortas. Mismos que están comprando los departamentos y casas en dólares para tenerlas vacías y después rentarlas por AirBnB o convertirles en hoteles boutique cinco estrellas. Los mismos que han convertido a San Miguel en una ciudad cara y ficticia para todos aquellos que la habitamos luchando por su integridad, y que vemos cómo día a día es destruido todo aquello que la ha hecho maravillosa y por lo que ha sido reconocida a nivel mundial.

No es novedad, es padecimiento en la escena cultural del país y San Miguel no excepción en carecer de metodologías para observar, medir, cuantificar y calificar de manera seria toda la oferta y la demanda, el PIB que generan y su impacto real en la comunidad. Pero a grandes rasgos es visible que el carácter elitista del mundo del arte a San Miguel lo aleja profundamente de la realidad social. Uno de los municipios más pobres del país, y el más grande del Estado de Guanajuato. La vocación social dista mucho de ser relevante en los agentes culturales de la ciudad.

Pero no todo es tan oscuro, dentro de esa maraña de pseudo artistas retirados, galerías de mal gusto y festivales carnavalescos, existen grupos independientes, gestores y artistas de antaño y de nueva camada -algunos originarios y otros adoptados por San Miguel- que con una fuerte convicción trabajan y persiguen objetivos que responden a las necesidades sociales y actuales del arte. Mecanismos y estrategias que buscan el diálogo, la inter y transdisciplinariedad, la exhibición de artistas jóvenes y de carrera media de propuesta, intercambios, residencias, colectivos multidisciplinarios, colaboraciones, encuentros como resistencia y oposición al establishment y a las buenas conciencias.

La labor es ardua y lenta, pero satisfactoria. Los involucrados muchas veces son los mismos, sin mayor trascendencia hacia la comunidad local -salvo algunos casos excepcionales que buscan la integración de las comunidades marginadas mediante la instrucción artística, el fomento a la lectura y el teatro de consciencia- quienes se mantienen a distancia bajo la idea de que el arte y la cultura en San Miguel es por y para gringos. Estas iniciativas abogan por mantener vigente una efervescencia y entusiasmo por generar ideas y vinculaciones que vayan más allá del mexican curious y que hagan memoria de la ciudad y su gente.

Hay que tomar en cuenta que San Miguel no es San Miguel sin la participación de la comunidad extranjera que radica aquí de tiempo completo y la población flotante de temporada. Muchos de ellos son los principales promotores de la escena artística en la ciudad, a través de la conformación de Asociaciones Civiles, de Patronatos, de grupos y de mera sociabilidad. Cabe decir, sin sonar malinchista, que de alguna manera son mucho más organizados que nosotros los mexicanos. Rápidamente se relacionan y llevan a cabo acciones que han repercutido ampliamente en la ciudad en diferentes materias. Para bien o para mal así es, multicultural y bilingüe. La relación para la realización de propuestas artístico-culturales es inevitable, el consumidor cultural extranjero supera en porcentaje al consumidor mexicano, la oferta y la demanda se basa en su existencia clave en el pueblo. Aprender a convivir, trabajar y colaborar con ellos es parte de vivir en San Miguel.

Seguir diciendo que San Miguel de Allende es un centro artístico por excelencia sería un error. La falta de interés y compromiso por parte de las instancias gubernamentales locales, estatales y federales por invertir en un plan cultural, que además de producir apoyara a las instancias independientes en lograr sus objetivos, hace que la realidad diste del sueño que tuvo Felipe Cossío del Pomar, Stirling Dickinson, David Alfaro Siqueiros, Gabriela Mistral y muchos tantos otros que conformaron el San Miguel de Allende cultural en la primera mitad del siglo XX.

La creciente desigualdad social, económica y de objetivos en los proyectos, dificulta el visibilizar un futuro prominente. Y en los últimos años una nueva generación está llegando no sólo a San Miguel de Allende sino al Bajío en general, con los ánimos de transformar las dinámicas culturales, dejando de trabajar aisladamente para trabajar como región.

La batalla contra el monstruo capitalista que nos avasalla y domina la escena, encuentra su némesis en las microacciones y microcomunidades artísticas independientes que a través del trabajo interdependiente están adquiriendo fuerza, tomando caminos que garanticen su autogestión y permanencia, con el objetivo de dar continuidad a los proyectos para el crecimiento, la relevancia y la trascendencia de las propuestas artísticas contemporáneas en la región y en el país en general.

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Viridiana Gutiérrez es Co Propietaria / Directora de Still House Studio, el lado comercial de la mente del artista, un recurso local diseñado para el éxito de artistas, galerías y negocios culturales: reproducción de arte, marketing, galería de arte y más.

Viridiana es Historiadora del Arte egresada del Centro de Estudios Casa Lamm en la Ciudad de México. Desde el 2006 desarrolla su actividad como promotora de artes visuales a través de la colaboración con instituciones culturales como Casa del Lago, UNAM, la Academia de San Carlos y la Universidad del Claustro de Sor Juana; y con iniciativas privadas como la Galería Arcaute en la ciudad de Monterrey, la Galería La Refaccionaria, Aiieer Arte Objeto, y Klassik Design Galería en la Ciudad de México. De 2009-2011 cursa la Maestría en Arte Moderno y Contemporáneo, enfocando su conocimiento hacia la curaduría y el pensamiento teórico crítico en arte. Actualmente labora como Coordinadora de Exposiciones y proyectos, en el Centro Cultural "El nigromante" en S.M.A.

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