por José Luis Mendoza

La música, esa cosa maravillosa que nos llega al alma, ha sido parte importantísima en mi vida desde hace mucho tiempo. Siempre me ha transportado a unos mundos maravillosos, así como ha sido fiel compañera de mis más profundas emociones, pesares, amores y sinsabores.

Como muchos saben he sido maestro por más de 30 años, con un sinnúmero de experiencias de todo tipo, siempre he amado enseñar, sobre todo jóvenes y adolescentes. El otro día pasó por el centro un carro con la música a todo volumen, adentro un grupo de jóvenes (Mujeres y Hombres) escuchaban un reggaetón muy especial, ya que se escuchaba una sarta de groserías y alusiones explícitamente sexuales y denostaciones a la supuesta pareja o novia, me fijé en la gente alrededor, todos oían perfectamente la letra de la canción, pero nadie ni se preocupó en voltear a ver de dónde venía ese torrente de maldiciones, una persona sentada en la banca, empezó a seguir el ritmo con su pie sin despegar la vista de su periódico…

Mi mente se abalanzó de lleno a un recuerdo de no hace mucho tiempo, tenía una alumna de aproximadamente 18 años, le encantaba escuchar música con letras violentas y agresivas, nunca pensé que eso pudiera tener un impacto tan negativo en su vida. Un día, por desgracia, se vio envuelta en una pelea con una vecina. La música que solía escuchar había caldeado su ánimo y la situación se salió de control. Las consecuencias fueron graves y acabó en la cárcel.

Esa recuerdo me hizo pensar y darme cuenta de lo poderosa que puede ser la música en nuestras vidas. Nos puede influir más de lo que pensamos. Si escuchamos canciones que hablan de violencia, crimen y negatividad, esas ideas se pueden meter en nuestra cabeza y afectar nuestra forma de pensar y actuar. No es de extrañar que estudios hayan demostrado que la exposición constante a música con contenido agresivo puede aumentar nuestra agresividad y afectar nuestra paz interior y estabilidad emocional.

La música, esa deliciosa expresión artística universal, ha desempeñado un papel fundamental en la vida humana a lo largo de la historia. Su influencia en el espíritu, el comportamiento, la realización personal y como terapia ha sido objeto de estudio desde infinidad de perspectivas.
Yo soy un inquieto explorador, así que hoy exploraré, en mi interior y en el exterior, el impacto significativo que la música tiene en el ser humano, centrándome en su capacidad para evocar emociones, fomentar el bienestar y afectar la salud mental.

La música, como una forma de comunicación no verbal, tiene la capacidad de transmitir emociones y evocar respuestas emocionales en nosotros. Investigaciones científicas han demostrado que la música puede activar circuitos cerebrales relacionados con el procesamiento emocional y la liberación de neurotransmisores como la dopamina, lo cual puede generar sensaciones de placer y bienestar. Además, se ha observado que la música puede tener efectos terapéuticos en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión, e incluso puede mejorar el rendimiento cognitivo y la memoria.

No obstante, es importante señalar que la “Calidad” de la música que oímos juega un papel crucial en el impacto de nuestra salud mental y el comportamiento humano en general. La música que glorifica la violencia y promueve valores negativos puede influir negativamente en la paz interior y el estado emocional de las personas, y más si es escuchada por seres que todavía están en formación, léase Adolescentes, los cuales normalizarán la falta de respeto tanto para ellos como para los demás, e idealizarán tanto personajes como eventos y situaciones francamente criminales. Estudios han demostrado una correlación entre la exposición a música con contenido agresivo y un aumento en la agresividad en individuos. Además, la exposición continua a música negativa puede contribuir al desarrollo de actitudes y comportamientos violentos.

La música ha demostrado tener un fuerte y decisivo impacto en el ser humano. Sus efectos emocionales, terapéuticos y cognitivos han sido objeto de amplias investigaciones y se ha evidenciado su capacidad para influir en el bienestar y la salud mental. Sin embargo, se requiere precaución y discernimiento al seleccionar la música que consumimos. La exposición constante a música que promueve la violencia y los valores negativos puede perturbar la paz y la estabilidad emocional de las personas. Y los medios francamente inconscientes y criminales, con el objetivo de tener jugosos dividendos, transgreden y publican cualquier porquería con tal de que les deje mucho dinero sin darse cuenta, o no importándoles, que están moldeando el gusto de su audiencia..

Es fundamental fomentar un consumo consciente de música, de cualquier tipo, optando por aquellas composiciones que nutran el espíritu, inspiren emociones positivas y fomenten valores constructivos. La música puede ser una herramienta poderosa para el crecimiento positivo personal, la conexión emocional y la construcción de una sociedad más pacífica, consciente, contenta y plena. Como individuos, podemos elegir cultivar un ambiente musical que promueva la armonía, el respeto y la paz, contribuyendo así a nuestro propio bienestar y al bienestar colectivo. ¿Tú qué piensas?

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José Luis Mendoza Aubert:

Actor, director y técnico teatral. Maestro y escritor de Teatro y Artes Plásticas. Fundador y director de la compañía y escuela de teatro la Comedia del Universo, funcionando en San Miguel durante los últimos 20 años. Musicólogo y cinéfilo, juez del Festival de cine En Corto ahora GIFF por 8 años. Director de Arte y Cultura de la Biblioteca Pública por 15 años. Miembro del Consejo de Directores del Sindicato Centro Cultural Comunitario. Da pláticas y talleres de conciencia del medio ambiente en escuelas y comunidades. Miembro fundador del Colectivo Allende la Cultura. Toca música Veracruzana y escribe poesía. Miembro fundador del grupo de música Jarocha "Soledad".

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