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1 de diciembre 2024
por Jorge Luis Mendoza Palomares
La familia es una tribu, un grupo social, una institución y, a veces un pretexto para la amistad o la enemistad. Es la célula primaria donde nos formamos los seres humanos. Es también un sistema con funciones, mecanismos reguladores y objetivos. Uno de ellos es la supervivencia de quienes conforman el sistema familiar y la búsqueda de que todas y todos se mantengan unidos.
En muchos ámbitos un sistema es un conjunto de elementos organizados con un propósito, donde cada uno tiene una función específica y se conecta con los demás para lograr un objetivo mayor. Si alguna de estas conexiones falla, todo el sistema entra en una fase de regulación para seguir funcionando. Así, una familia opera de manera similar. La vida nos llega a través de papá y mamá, quienes, a su vez, recibieron su existencia de nuestros abuelos.
Nos transmiten todo, desde el color de ojos hasta la textura del cabello. También heredamos información relacionada con vivencias trágicas, dolorosas, agradables y satisfactorias. Esta información se incorpora a nuestro cuerpo, corazón y mente.
La Consciencia Familiar
En todo sistema familiar existen historias, relatos y personajes que ofrecen a las nuevas generaciones "lentes" a través de los cuales mirar a los miembros del clan y a los externos. A estos "lentes" les llamamos consciencia. Esta consciencia consiste en ideas, hábitos y creencias que se asignan a cada miembro del sistema familiar, creando un sentido de pertenencia. Si actúas de acuerdo con esta consciencia, estarás dentro de los parámetros de la "buena consciencia" de la familia. Pero, ¿qué pasa si no sigues estas creencias? Se genera una reacción del sistema para que ese miembro vuelva al "buen camino" como se dice en algunos lugares.
La Historia de Alma
Para ilustrar esto, te cuento la historia de una mujer llamada Alma. Ella decidió esforzarse por terminar una carrera universitaria y alcanzar la autonomía económica. Sin embargo, creció en una familia donde la "buena consciencia" dictaba que las mujeres solo debían estudiar hasta la secundaria, porque, según creencias familiares, "las mujeres solo sirven para atender al marido y tener hijos." Alma vivió y escuchó estas limitaciones, observando las diferencias con sus hermanos y las restricciones impuestas por sus padres a sus deseos de obtener un título universitario.
Con sus acciones, Alma da voz a un impulso natural por crecer y explorar nuevos horizontes, aunque esto contradiga la "buena consciencia" de su familia. Se enfrenta a críticas y burlas, y se pregunta por qué su familia la trata así, sintiéndose excluida y sola. Su familia le dice: "¿Para qué tanto estudio? si al final terminarás cocinando y lavando platos" Estas palabras son un mecanismo del sistema familiar para que "regrese" al rol que le fue asignado por el simple hecho de ser mujer.
No obstante, eso no detiene a Alma, quien siente una fuerza interior que la impulsa a cumplir sus metas. Al mismo tiempo, desea encontrar la paz con su familia, por lo que asiste a un taller de Constelaciones Familiares. Allí descubre que, antes que ella, solo una tía abuela logró estudiar una carrera técnica, pero lo hizo dejando a sus hijos con una hermana. Esto generó la percepción de que había sido egoísta y mala madre por dejar a sus hijos en favor de sus estudios.
Este descubrimiento ayuda a Alma a comprender por qué su familia reacciona de esta manera ante su deseo de estudiar. Durante el taller, a través de ejercicios y dinámicas, reconoce el dolor y la valentía que vivió su tía, así como el lugar que ocupa la tristeza y la sensación de abandono en los hijos de su tía.
Un Nuevo Comienzo, dando el lugar a quien lo merece
Hoy en día, Alma vive en un estado diferente al de su familia de origen. Disfruta de su trabajo y se siente exitosa en diversas áreas de su vida. Siente empatía por su familia y se alegró al enterarse hace un mes de que su sobrina más pequeña quiere ser maestra y que sus padres han decidido apoyarla. Este apoyo le genera alegría y regocijo.
Los sistemas familiares están diseñados para crecer y evolucionar, y nosotros dentro de ellos también. Siempre reconociendo que todos somos parte, sin importar nuestros actos, ideologías o creencias. Si al leer estas líneas sientes empatía por la historia de Alma, es probable que estés rompiendo patrones en tu familia y sociedad.
Te tengo una buena noticia: estás contribuyendo a que tú y las nuevas generaciones accedan a lo que por derecho les pertenece; a luchar por sus sueños, a lograr estabilidad económica, a encontrar una buena pareja y a disfrutar de buena salud física y mental. Para identificar cuál es la "buena consciencia" de nuestro sistema familiar y cómo estas ideas influyen en nuestro pensamiento y acciones en distintas áreas de nuestra vida, existe una herramienta terapéutica llamada Constelaciones Familiares, creada por el psicoterapeuta Bert Hellinger a finales del siglo pasado.
A través de las Constelaciones Familiares, podrás descubrir cuál es el lugar que ocupas en tu familia, qué patrones estás repitiendo y cómo liberarte de ellos mediante el agradecimiento y el amor adulto.
Si tienes interés en conocer más sobre las Constelaciones Familiares, será un placer para mi acompañarte a descubrir la solución a tus conflictos.
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Jorge Luis Mendoza Palomares es hijo, esposo, padre de corazón, amante de la naturaleza y la música. Encantado de viajar y los buenos sabores, Psicólogo clínico (UAQ) y Constelador familiar, Especialista en Orientación y Desarrollo humano, Master en Facilitación de grupos (UMQ), Musicoterapeuta y Terapeuta Psicocorporal
• Psic. Jorge Luis Mendoza
• Tel. 4421097488
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