Caballos rojos en un campo dorado
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Fen Lasell, pintora y escritora residente en San Miguel desde hace muchos años, nació en Berlín (Alemania) en 1929. Su padre era urbanista y disidente político y, huyendo de la creciente ola de fascismo, trajo a su familia a Estados Unidos en 1933.

A los diez años, Fen se dio cuenta de que tenía un don para el dibujo, por lo que se encargó de los disfraces y la decoración de los actos escolares. De adolescente, en Vermont, montaba a caballo todos los días para ir a la Putney School, donde se aficionó a la música clásica e hizo amigos para toda la vida.

El primer trabajo de Fen fue en el Brattle Theatre de Cambridge, Massachusetts, haciendo decoraciones y vestuario. Esto la llevó a estudiar escenografía en la Universidad de Boston. Pero llegó un momento en que supo que la vida en el teatro no era para ella. Estudió dibujo y escultura y trabajó con modelos vivos durante cuatro intensos años.

Lirios
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En aquella época, otro artista le comentó que pasaría el resto de su vida desaprendiendo lo que tanto le había costado perfeccionar. De hecho, ahora, piensa que es cierto: “Mi objetivo es llevar al ojo a una aventura visual. El tema pierde importancia. El diseño, el color y la composición tienden ahora más a la abstracción”.

Más tarde, como madre joven, Fen trabajó desde casa, escribiendo e ilustrando libros infantiles (Michael Grows a Wish, Fly Away Goose, Kiya the Gull y otros).

Cuando sus hijos se fueron de casa, hizo su primer viaje a México. Se alojó en el Hotel Sauto y la primera mañana se despertó con cinco pavos reales en la puerta. Quedó cautivada.

Fen formó parte de la junta directiva de la Sociedad Audubon de San Miguel y ayudó a organizar el Jardín Botánico y a mantener el Parque Juárez en sus inicios.

Caballos rojos en un campo dorado
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Jardinera consumada, Fen diseñó jardines para varias casas de San Miguel, escribió una columna en La Atención, “Sobre el Jardín” en la década de 1990, y publicó un libro del mismo nombre. Durante su residencia en San Miguel, ha diseñado y construido y/o reformado seis de sus propias casas, a las que ha añadido intrincados mosaicos murales y jardines en terrazas.

Solía hacer senderismo a diario por la campiña mexicana, lo que inspiró muchos de sus cuadros de paisajes. Ahora, a sus 95 años, sigue caminando y pintando a diario, y sueña por las noches con lo que va a pintar al día siguiente. “Es entonces cuando me viene la inspiración”.

Fen lleva pintando en San Miguel desde que se mudó aquí en 1971. Sus cuadros se han expuesto en San Miguel y en British Columbia.

www.fenspaintings.com
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