por Alejandro Anaya; arte por Meagan Burns

Como artista viviendo en San Miguel, uno de los mayores regalos que puedes recibir es el sentido de pertenencia a una comunidad unida y solidaria. Si tiras una piedra en el corazón de la ciudad, lo más probable es que le pegues a un artista. Hay algo en este lugar—su encanto, su espíritu—que evoca la magia de una ciudad como Florencia. Es un pueblo que atrae a personas de todos lados, despertando sueños olvidados, encendiendo esa llama creativa que quizás había estado enterrada por mucho tiempo. Aquí, los artistas se inspiran mutuamente, mostrándote que tu sueño es posible, si tan solo estás dispuesto a dedicarle el trabajo necesario.

Una de esas artistas es mi amiga Meagan Burns, una expatriada de Chicago que ha adoptado por completo la vibrante cultura de México. A través de su arte, particularmente sus dibujos de línea continua, ha inmortalizado momentos fugaces de las calles de Ciudad de México, Oaxaca, San Francisco, París y, por supuesto, San Miguel. No es solo su trabajo lo que llama la atención, sino la alegría y energía que infunde en su arte, lo que la ha convertido en una "celebridad" en la escena artística local. Sus videos, juguetones y sinceros, muestran su habilidad única para capturar la esencia de un lugar, su ambiente y su ritmo.

A lo largo de los años, Meagan y yo hemos colaborado en varios talleres, incluso durante la pandemia. Siempre le estaré eternamente agradecido por abrirme los ojos a nuevas formas de compartir mi arte con los demás. Ella me enseñó que el arte no solo se trata de crear algo bello—también se trata de construir un legado. Se trata de transmitir algo, inspirar a otros a descubrir su propia voz creativa. Es alguien que me ha inspirado a salir de mi caparazón y dar clases, en lugar de solo producir arte. Su filosofía realmente ha ayudado a muchos expatriados mayores en México, incluso durante la pandemia a través de Zoom, a encontrar un nuevo amor por la vida a través del arte.

En los cinco años que he conocido a Meagan, la he visto evolucionar. Lo que comenzó como una simple exploración del dibujo de línea continua se ha transformado en una filosofía profundamente arraigada—una que guía su práctica artística, su enseñanza, e incluso la forma en que navega por la vida. Esta es una de las razones por las que creo que más personas deberían conocerla y entrar a sus talleres. Realmente se esfuerza por eliminar el miedo a dibujar y devolverle la diversión, sin importar tu edad o tu experiencia con el arte.

Me sorprendió saber que Meagan no empezó a tomar el dibujo en serio hasta hace unos diez años. Y, sin embargo, su trabajo refleja una libertad y fluidez extraordinarias—un trazo sin esfuerzo que solo se logra después de miles de horas de práctica, observación y una disposición a capturar los momentos fugaces que a menudo pasan en un abrir y cerrar de ojos. Para ella, dibujar es más que una pasión o hobby. Es una necesidad, una forma de calmar la mente y encontrar paz en medio del constante caos de la vida.

Me la encontré hace poco en la Galería Potranca, donde está exhibiendo su trabajo más reciente, fue una oportunidad para reflexionar sobre la belleza de adoptar la imperfección. Hablamos de cómo, en el dibujo de línea continua, esos pequeños "accidentes felices "—las líneas inestables y giros impredecibles—se convierten en parte de la magia. En este estilo, no hay espacio para dudar, ni para borrar o corregir. La línea debe permanecer inquebrantable, fluyendo de un punto a otro, capturando orgánicamente la energía del momento.

Esto, en muchos aspectos, refleja la forma en que Meagan aborda tanto el arte como la vida. Como suele decir a sus estudiantes: "El dibujo de línea continua no se trata de una técnica perfecta ni de una representación realista. Se trata de capturar la esencia de un momento—su energía. Y esa energía es lo que realmente hace que el arte cobre vida."

Hay una cierta valentía en el enfoque de Meagan, una filosofía que vive día a día. Es una metáfora perfecta para aquellos de nosotros que hemos decidido apartarnos de la comodidad de una vida predecible y estructurada, y lanzarnos de cabeza a lo desconocido. Es el mismo espíritu que nos atrajo a este mundo del arte, siempre cambiante. En una época en que la incertidumbre es la única certeza, el trabajo de Meagan me recuerda que la imperfección es donde realmente ocurre la magia.

Mis conversaciones con ella me recuerdan que no hay un "momento perfecto" para ser artista. Siempre habrá caos, duda y obstáculos, pero lo que más importa es cómo sigues adelante. Cómo enfrentas los desafíos y cómo te mantienes fiel a tu visión, incluso cuando el mundo se siente incierto.

Meagan es la prueba viviente de que adoptar la imperfección puede llevar a algo hermoso. Al mudarse a un país extranjero, construir una comunidad desde cero y compartir su filosofía de creatividad sin miedos, está inspirando a otros a redescubrir su propio asombro puro e inocente, como el de un niño.

Meagan es la Artista Nueva Destacada en la exhibición de arte ‘Fiesta del Solsticio’ el 14 de diciembre en la Capilla de Jimmy Ray en Cieneguita, o también puedes ver sus reels de dibujo y aventuras en:
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Continuous Line Drawing Class
Free Continuous Line Storytelling

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Fiesta del Solsticio
Galería Capilla de Jimmy Ray
Sábado 14 de diciembre, 1-5pm
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Alejandro Anaya es artista visual y escritor, originario de Torreón que, desde hace más que cinco años convive y participa activamente en la comunidad Sanmiguelense. Su colaboración en Lokkal es parte de su filosofía como contador de historias, y su compromiso de compartir sus descubrimientos y reflexiones sobre esta hermosa parte de México, con todos los que busquen vivir una experiencia única en San Miguel de Allende.

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