por Henry Vermillion

¡Ah! ¡Por la vida de un artista! Un poco o muy romántico. Una vida que tiene sentido al crear hermosas pinturas, esculturas. Libre de la rutina diaria, de la carrera de ratas. ¡Expresando los sentimientos más profundos! ¡La tragedia así como la gloria de la vida!

Por supuesto, esa es una noción anticuada, más del siglo XIX que del siglo XX. Los artistas de hoy en día están libres de tales ideas. Saben cómo construir una plataforma sólida en Internet: Facebook, Instagram, Etsy, e Bay, Zazzie, Fiverr. En estos días, se espera que un artista sea un experto en mercadotecnia.

Yo estoy chapado a la antigua.

Vivir en San Miguel, como la mayoría de nosotros, me parece un poco extraño. El lugar es un imán para los artistas y la gente artística. En mi galería cooperativa actual (Galería Blue Moon, en Stirling Dickinson) la mitad de los visitantes son artistas que buscan un espacio para mostrar su trabajo. La otra mitad, que no son pintores, tienden a ser fotógrafos, escritores, teósofos o gente agradable de la Nueva Era, la mayoría de los cuales están tratando de eliminar mucho de lo que han acumulado, no coleccionar arte. Buena gente, benditos sean, pero me gustaría ver más capitanes jubilados de mediana edad de la industria que saben algo de arte y son coleccionistas. He oído que hay algunos alrededor, pero los únicos que he visto personalmente han sido en el City Market comprando cortes de carne cara y buen whisky.

Pero basta de gruñir. ¿Por qué me convertí en un pintor serio? Todo es gracias a Joy Lynne Robinson.

Descubrí que tenía talento para dibujar cuando estaba en sexto grado. Me senté a copiar una fotografía de periódico del presidente Harry Truman. ¡Vaya! ¡Fue fácil! ¡Fue divertido! Y mi dibujo se parecía a él, sombreado y todo. Joy Lynne era la chica más linda y vivaz de la clase. Para impresionarla, le di mi nueva obra de arte. Como pueden adivinar, no se impresionó en lo absoluto. Dos años después, le di mi chaqueta de fútbol, un asunto serio, y, muchos años después, en una reunión de clase, ni siquiera recordaba mi regalo.

En cualquier caso, mi camino hacia el arte comenzó con ese dibujo de Harry Truman.

La necesidad de decorar es innata y necesaria para nosotros los seres humanos, pero para mí, incluso la pintura abstracta tiende a ser solo una raza más alta de la decoración, hermosa y a menudo interesante. Nosotros los seres humanos somos auto-centrados. Anhelamos caras y figuras-TV, cine, revistas como People o Vanity Fair. O incluso cuadros de Degas o Andy Warhol. El trabajo figurativo, expresivo y narrativo me viene mejor.

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Henry Vermillion nació en El Paso, y creció en pueblos pequeños en Texas y Nuevo México. Se graduó de la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, con títulos en literatura inglesa y biología. Estudió Trabajo Social en el programa MSW en la Universidad de Texas en Austin.

En noviembre de 1992, Henry, su esposa Britt Zaist y otros cinco pintores inauguraron la cooperativa Galeriía Izamal, que hasta su cierre en enero de 2022, fue la galería de arte más antigua de San Miguel.

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