por Charles Miller

En la columna de la semana pasada me burlé de que había una historia de fondo que podría explicar por qué los EE.UU. prohibió el uso del software antivirus de Laboratorios Kaspersky en las computadoras del gobierno hace seis años, en 2017. De acuerdo con los chismes intercambiados en algunos sitios de blogs de tecnología, la verdadera razón de esa prohibición está un poco en el lado embarazoso.

Se rumorea que una de las oscuras agencias clandestinas de tres letras cerca de Washington D.C. tenía un departamento trabajando duro creando desagradables virus informáticos y otros programas maliciosos que podrían ser utilizados como armas contra adversarios de los EE.UU. Sabiendo que los adversarios de los EE.UU. están haciendo lo mismo y dado el clima político actual, esto no debería sorprender a nadie.

Es un procedimiento estándar que cuando cualquier programa antivirus detecta algo nuevo o sospechoso, el programa envía automáticamente una muestra a la compañía de software antivirus para su análisis. Pues bien, parece que alguien que trabaja para una de esas agencias supersecretas de tres letras del gobierno estadounidense se olvidó de eso y el software antivirus Kaspersky de su computadora envió a Moscú muestras de todos los virus y malware ultrasecretos que la agencia había invertido tanto tiempo y dinero en desarrollar. Por supuesto, si eso es cierto, entonces todo ese trabajo se convirtió en inútil porque Kaspersky supuestamente sabía entonces lo que las agencias de espionaje estaban haciendo.

Las preocupaciones en torno a Laboratorios Kaspersky vienen de lejos y son anteriores a este episodio de 2017. El FBI, junto con esas agencias de espionaje de tres letras, llevan años intentando determinar si los altos ejecutivos de Kaspersky trabajan con militares e inteligencia rusos. Han estado investigando si los bien considerados programas antivirus de Kaspersky contienen puertas traseras que permiten a la inteligencia rusa acceder a las computadoras en los que se ejecuta. La empresa niega esas acusaciones y nunca se han encontrado pruebas de lo contrario.

A pesar de ello, a principios de este año la administración Biden anunció la prohibición total de la venta y actualización de software de Kaspersky en Estados Unidos, alegando posibles riesgos para la seguridad nacional. ¿Así que ahora todos los usuarios que dependían de Kaspersky dejarán de tener protección antivirus?

Pero no tan rápido... En un movimiento tan comprensible como controvertido, Laboratorios Kaspersky tomó medidas para garantizar la protección de sus clientes. Probablemente lo hicieron con la mejor de las intenciones, pero gestionaron mal la transición. Sin previo aviso, los usuarios estadounidenses del antivirus Kaspersky se encontraron de repente con un nuevo programa antivirus llamado UltraAV instalado en sus computadoras. Si intentaban escanear el nuevo programa no invitado con su antivirus Kaspersky de confianza, descubrían que había desaparecido por completo.

Es fácil interpretar que la motivación de Kaspersky era que no querían dejar desprotegidos a sus clientes fieles. Y había un aviso por correo electrónico, de esos que nadie se toma la molestia de leer, que incluía mucha letra pequeña en la que se advertía de la próxima desinstalación de Kaspersky y la instalación de UltraAV. También es probable que Kaspersky recibiera una buena cantidad de dinero por vender su lista de clientes a UltraAV, y no está claro si eso incluía toda la información de las tarjetas de crédito de esos clientes.

En cualquier caso, este es un ejemplo perfecto de cómo causar un desastre de relaciones públicas, incluso cuando se hace pensando en los mejores intereses del consumidor.

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Charles Miller es un consultor informático independiente con décadas de experiencia en TI y un tejano con un amor de por vida por México. Las opiniones expresadas son suyas. Puede ponerse en contacto con él al 415-101-8528 o al correo electrónico FAQ8 (at) SMAguru.com.

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