Es el año nuevo judío, Rosh HaShaná, la «Cabeza del Año». Este año, muchos árabes de Medio Oriente (y de todo el mundo) están también, celebrando la estación… extasiados. Se alegran porque la semana pasada Israel asesinó al ampliamente odiado jefe de Hezbolá, el terrorista número uno del mundo, Hassan Nasrallah.
Los sirios siguen repartiendo baklava por las calles para celebrar la desaparición del hombre que, a través de su organización terrorista, llevó a cabo la matanza de 500000 palestinos y sirios por parte del «presidente» sirio Assad. Por supuesto, se le perdonará que ni siquiera sepa que Assad ha matado recientemente a medio millón de personas, porque «si no es judío, no es noticia».
En Líbano sería fatal celebrar abiertamente la eliminación de Nasralá, ya que Hezbolá, aunque muy reducido en poder, sigue activo allí. Pero también en Líbano hay mucho alivio. Pobre Líbano, antaño un país vibrante y cristiano, las sucesivas oleadas de terrorismo árabe, y más recientemente el colonialismo iraní de Hezbolá, han arruinado esa «Joya del Mediterráneo Oriental». Bajo el violento dominio de Hezbolá, el pueblo libanés, durante décadas un Estado fallido y en bancarrota, ahora ni siquiera puede sacar dinero del banco.
Después de hacer que los teléfonos móviles (con su geolocalización) fueran demasiado peligrosos para que los miembros de alto rango de Hezbolá los utilizaran, y después de matar o mutilar a casi todas las personas lo suficientemente importantes como para tener un localizador en esa organización terrorista, y después de destruir más de la mitad de sus misiles (y contando), la semana pasada, Bibi Netanyahu fingió interés en un alto el fuego y fue a la ONU a dar un discurso.
En su búnker de Beirut, la flor y nata de lo que quedaba de la organización de mando y control de Nasralá, se reunió para ver el discurso de Bibi por televisión. En un episodio que recordó a la escena del bautismo de El Padrino, mientras Bibi hablaba, la fuerza aérea israelí lanzó 20 bombas de 2000 libras sobre la reunión de Nasralá. En una exquisita ironía, lo último que vieron esos terroristas en este mundo, incluso mientras las bombas estallaban sobre sus cabezas, fue a Netanyahu, el hombre que autorizó el bombardeo.
Con el equilibrio de poder muy cambiado en su país, el primer ministro de Líbano está ahora a favor de hacer cumplir la zona desmilitarizada en el sur de su país, a lo largo de la frontera con Israel, ordenada hace 20 años por la ONU, e inmediatamente violada por Hezbolá. Todo lo que tocan los mulás de Irán se convierte en mierda: Irán, Yemen, Líbano, Gaza... Eliminar a esos mulás, con más asesinatos selectivos, es el siguiente paso importante para llevar la paz y la prosperidad a todo Medio Oriente.
No escribo este artículo para hacer cambiar de opinión. No creo que esta breve sinopsis del conflicto vaya a convencer a ningún izquierdista de que Hamás y Hezbolá no son sus amigos. Si las canciones populares que se cantan ahora en Líbano rindiendo homenaje a Netanyahu no lo hacen, entonces nada lo hará. Escribo porque debo pedir disculpas a mis lectores.
El antisemitismo, el antisemitismo «blando» de la izquierda, se define por exigir a los judíos un estándar diferente al de otras personas. Si las milicias vinculadas a Irán asesinan deliberadamente a cientos de miles de árabes en Siria, pero a ti sólo te preocupan las muertes colaterales de Israel, entonces eres un antisemita. Si no dijiste nada cuando Estados Unidos mató a nueve civiles por cada combatiente enemigo en Mosul, pero debes hablar cuando Israel mata a uno por cada uno en Gaza, entonces eres un antisemita. Si ignoras que los apoderados terroristas iraníes han matado, violado, esclavizado y desplazado a millones de personas en África (especialmente en Sudán), pero te molesta la forma en que el Estado judío libra sus guerras defensivas, entonces eres un antisemita. Si apoyaste el movimiento #metoo, pero no tienes nada que decir sobre los cientos de mujeres judías violadas y torturadas sexualmente el 7 de octubre, entonces eres un antisemita. Podría seguir todo el día, pero entiendes el punto.
Nasrallah's former bunker *
Esta semana he omitido dos eventos del calendario de Lokkal. Uno es una obra de teatro que, justo en su título, se burla del dios judío. Lo admito, no me siento cómodo burlándome de Dios: Judío, cristiano, musulmán, maya o de cualquier otra variedad. La física cuántica ha dejado claro que algo «milagroso» sucede detrás de la realidad material. Si quieres ridiculizar injustamente los intentos de nuestros antepasados por llegar a un acuerdo con ese mundo «espiritual», no tengo porqué hacer pública tu burla.
La segunda es una serie de acontecimientos, Viva Palestina. Admito que hay matices de gris en otros aspectos de la cuestión, pero enseñar a los niños a odiar y matar, como se hace en las escuelas palestinas de la UNRWA, está mal, negro y blanco mal. No exigir más a los palestinos (y a la ONU) sobre lo que enseñan a sus hijos es antisemita.
Dejé el evento Viva Palestina fuera del calendario de Lokkal, pero mi asistente lo incluyó. Anoche a medianoche, mientras trabajábamos (juntos pero a distancia) en el boletín de noticias (¿qué haces los jueves por la noche?), me dijo que ella, independientemente, lo había añadido. Yo ya sabía que, como parte del programa de eventos, iba a leer un poema. No la culpo, ni tampoco a los demás participantes en el evento. Con unos medios de comunicación tan abrumadoramente antiisraelíes, mucha gente está tan mal informada. Un gran número de grupos e individuos bienintencionados no tienen ni idea de que están siendo antisemitas.
No puse ninguna objeción cuando me dijo que había incluido Viva Palestina en el calendario de eventos de Lokkal. Era tarde y, creyendo en la libertad de expresión y en que Lokkal debe ser inclusivo, ya me sentía culpable por haber omitido el otro evento. Después de todo, los abogados judíos de la Unión Americana de Libertades Civiles (que ahora defienden la censura) defendieron en su día el derecho de los nazis a desfilar por Skokie, una comunidad judía a las afueras de Chicago.
No puse ninguna objeción. El evento sigue publicado. Pero ahora tenía que decir algo.
Dependiendo de tu punto de vista, me estoy disculpando por omitir o incluir los acontecimientos.
Y si quieres ver al dios judío ridiculizado, esa obra está en El Sindicato el día 8.
Feliz Año Nuevo.
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