por Charles Miller

El 29 de septiembre podría ser una fecha importante para un pequeño puñado de ustedes, y la razón de ello debería ser de interés para el público en general. A principios de este verano, el Departamento de Comercio de EE.UU. anunció la prohibición de la venta en EE.UU. de software antivirus fabricado por Laboratorio Kaspersky, prohibición que entrará en vigor el 29 de septiembre.

Dado el clima político actual, no me sorprendió en absoluto en 2017 que el gobierno de Estados Unidos ordenara que todo el software fabricado por Laboratorio Kaspersky fuera retirado de los ordenadores gubernamentales. La historia de fondo de esa decisión de 2017 la incluiré en una futura columna. Desde el 29 de septiembre, esa prohibición se está imponiendo a los consumidores. Los productos antivirus de Kaspersky son utilizados por 400 millones de personas en todo el mundo, y ahora esos usuarios en los EE.UU. ya no podrán comprar antivirus Kaspersky o descargar actualizaciones de su software antivirus solo porque la empresa que fabrica este software resulta ser rusa.

Laboratorio Kaspersky está considerado desde hace tiempo una de las principales empresas de investigación en ciberseguridad del mundo. Tiene una considerable experiencia en el diseño de software antivirus, así como un historial de desenmascarar y frustrar los planes de varias bandas de ciberdelincuentes. Tras recibir una formación patrocinada por el KGB en su escuela de espionaje y trabajar años como ingeniero de software para el ejército soviético, Yevgeny Kaspersky fundó la empresa en 1997. A pesar de la prominencia de la empresa en el campo de la ciberseguridad, las raíces del fundador en Rusia han alimentado ahora las sospechas sobre posibles vínculos con las agencias de inteligencia rusas. Nadie niega que Kaspersky y Vladimir Putin trabajasen en el KGB en la misma época.

Según la Secretaría de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo: «Rusia ha demostrado que tiene la capacidad, y más aún, la intención de explotar empresas rusas como Kaspersky para recopilar y convertir en armas la información personal de los estadounidenses». En una comparecencia ante el Congreso, los jefes del FBI y de la CIA declararon rotundamente que se sentían incómodos con el software de Kaspersky funcionando en los sistemas de sus agencias.

Así las cosas, el gobierno estadounidense está descontento y no le gusta la idea de que un software de fabricación rusa pueda esconder un troyano. Ten por seguro que los rusos están aún más descontentos y preocupados por el hecho de que sus burócratas y su población utilicen software creado por Apple, Google, Microsoft y otras empresas estadounidenses.

Personalmente, tengo mis dudas acerca de poner en la picota a Kaspersky sólo porque su sede central se encuentra en el número 39A/2 de Leningradskoe Shosse, en Moscú, y resulta que está a sólo ocho kilómetros del Kremlin. Entre los técnicos es innegable que, gracias al trabajo del Laboratorio Kaspersky durante los últimos 25 años, Internet es un lugar más seguro de lo que sería sin ellos. Negar a la empresa o a cualquier otra el acceso al mercado estadounidense basándose en la falta de pruebas procesables de cualquier delito no parece justificado.

Así pues, la gran pregunta que debemos hacernos es: ¿en quién podemos confiar? ¿Podemos confiar en una empresa rusa que podría estar trabajando mano a mano con el gobierno ruso para espiarnos? ¿O podemos confiar en una empresa estadounidense que podría estar operando al amparo de una Carta de Seguridad Nacional secreta que permite al gobierno de Estados Unidos instalar puertas traseras en el software que utilizamos para poder espiarnos?

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Charles Miller es un consultor informático independiente con décadas de experiencia en TI y un tejano con un amor de por vida por México. Las opiniones expresadas son suyas. Puede ponerse en contacto con él al 415-101-8528 o al correo electrónico FAQ8 (at) SMAguru.com.

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