Tengo un amigo, lector habitual de esta columna, que se opone a mi visión popular y crítica de la ciencia. Para ser justos, no critico tanto la ciencia como el "cientificismo", la idea de que la ciencia revela las verdades fundamentales de la vida y que todas esas verdades tienen una base material. Parece obvio, al menos para mí, que la historia, el amor, el arte y casi todo aquello por lo que vale la pena vivir, albergan verdades fundamentalmente inmateriales que la ciencia nunca revelará.
La idea de que la ciencia pueda abarcar, o que la IA pueda dominar, la vida es una fantasía o una pesadilla de frikis.
La IA calcula. Un algoritmo es binario: si esto, entonces aquello; encendido/apagado; sí/no; 1/0. Pero la consciencia no es un cálculo. Los pensamientos no son binarios.
Si insertas un receptor en el cerebro y traduce la señal a sonido, oyes una cacofonía aleatoria y estática. El pensamiento, la conciencia, la creatividad y la vida son estocásticos: «determinados aleatoriamente; con una distribución o patrón de probabilidad aleatorio que puede analizarse estadísticamente, pero no predecirse con precisión».
En marcado contraste, la IA es silenciosa y predecible con precisión. Excesivamente controlada, no admite posibilidades aleatorias. No es intuitiva, imaginativa ni creativa, cualidades que residen en el núcleo de la conciencia. La poesía se acerca más a describir nuestra experiencia que la ciencia.
Convertir la ciencia en una religión es un fenómeno relativamente reciente. Newton, Leibniz, Einstein, etc., eran profundamente spirituales. Entendieron que la ciencia es una caja de herramientas que se aplica a un segmento de la experiencia. El cientificismo niega la realidad de todo lo que está más allá del alcance de su caja de herramientas: ideales, moralidad, emoción, conciencia... nuestra experiencia humana más íntima de la realidad. Todo tipo de tendencias negativas y antihumanas resultan del uso de la ciencia (o la política o cualquier otra cosa) para llenar el «vacío con forma de Dios» que nuestra pérdida de ideales espirituales ha dejado en la sociedad.
El lado positivo: Hay sabiduría en nuestra experiencia común. El término "sentido común" no se refiere a verdades comunes, en el sentido de ser ordinarias o simples. El sentido común se refiere a un entendimiento común, acordado por la humanidad: los hombres son más agresivos que las mujeres; el comunismo de Estado fracasa porque aplasta la iniciativa individual.
La fuente de la multitud (crowdsourcing) confirma la sabiduría de la multitud. En la feria del condado, cuando se les pide que adivinen el peso de un toro premiado o la cantidad de gominolas en un frasco grande, la suposición más frecuente, la respuesta más común, es la que más se acerca a la cifra real.
La inteligencia artificial es otra herramienta muy útil en el arsenal científico, pero no va a marcar el comienzo de un nuevo mundo. No es ni jamás cederá a la singularidad. La inteligencia humana colectiva es el verdadero camino a seguir, el futuro humano positivo.
La sociedad, trabajando juntos, es lo que nos permitió sobrevivir: "Duérmete, y yo avivo el fuego. Luego, me dormiré mientras tú avivas el fuego".
Lokkal aprovecha la unión. La Inteligencia Humana Colectiva es una nueva fuente de energía, como el hidrógeno: "¿Qué? ¿Van a quemar agua?".
En la práctica: el internet local, combinando nuestro conocimiento y experiencia locales, producirá una mejor guía (base de datos, motor de búsqueda, red social...) de San Miguel que la que Google, con todo su dinero e IA, jamás podrá producir a distancia. Sí, a la gente le encanta seguir a sus amigos y familiares, mantenerse en contacto con su red social en Facebook. Pero también, y precisamente por eso, les encantará seguir a sus amigos y comunidad en Lokkal.
"Gracias, las Grandes Tecnológicas (Big Tech), pero presentaremos nuestra propia ciudad al planeta".
Ahora bien, la publicidad en Google, Facebook, etc., representa enormes cantidades de dinero que se extraen de nuestra comunidad, empobreciendo así nuestra ciudad. Lokkal, gestionado como un servicio público, mantendrá las ganancias publicitarias circulando localmente, fortaleciendo la economía local, y el dinero enriquecerá a otra empresa cada vez que cambie de manos. Es una economía de la información; tomemos el control de nuestra información.
Todos recordamos, y extrañamos, las Páginas Amarillas. Lokkal es ese recurso comunitario que ha renacido con fuerza para la era digital.
En el Mercado del Sábado me presentaron a una pareja que estaba de visita en San Miguel. Ella, coach de negocios, era muy extrovertida. Él, compositor y músico, era muy reservado. Al mencionar este marcado contraste, le saqué una gran carcajada y lo saqué a relucir con este chiste: "¿Cómo sabes quién es el científico extrovertido? Es el que te mira fijamente los zapatos".
Así como no queremos que ese músico introvertido organice nuestra fiesta, no queremos que nerds asociales limiten lo que pensamos, ni que el cientificismo determine cómo nos sentimos.
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