por Veronica Genta

El arte de cocrear: humanidad, cosmos y conciencia

La astrología es donde encuentro mayor certeza. No es magia por la magia, sino un lenguaje sagrado que describe lo que se mueve en el alma humana, lo que vibra más allá de nuestros ojos, lo que pulsa en nosotros como humanidad.

La pregunta es: ¿quién mueve a quién? ¿Los astros a nosotros o nosotros a los astros? ¿O será que lo de afuera está expresando lo de adentro, y lo de adentro está dibujado en el cielo?

Como es arriba, es abajo. Como es adentro, es afuera. Y si esto es así, entonces el momento que estamos viviendo como humanidad tiene sentido. No solo está cambiando el clima, la economía, la ciencia, la tecnología, sino también algo más profundo y misterioso: un tránsito de era, un cambio de vibración, de eje de conciencia.

Hablo de las eras astrológicas. Y si bien no hay consenso exacto sobre cuándo comienza la Era de Acuario, quienes sentimos el pulso de lo que está naciendo sabemos que ya estamos ahí… en el umbral.

Este tránsito no ocurre de un día para otro, como un reloj que marca la hora. Se da como el amanecer: primero algo empieza a aclarar, y cuando te das cuenta, ya está amaneciendo.

No hay transformación solo afuera, también ocurre adentro. Cambia la forma de mirar el mundo, la vida, el amor, la muerte, el cuerpo, el alma.

La Era de Acuario invita a dejar atrás una visión materialista del mundo y a abrirnos a una comprensión más espiritual del ser humano y del universo.

Porque hemos perdido el origen espiritual de la materia. Hemos separado ciencia y espíritu. Y esa escisión ha generado una enorme desconexión con nosotros mismos, con el entorno, con la sociedad, con la Tierra.

Por eso, la Era de Acuario no será solo la era de la tecnología, sino también la de la conciencia. Nos invita a unir ciencia natural y ciencia espiritual, a volver a sentirnos parte del cosmos y no sus dueños.

El símbolo del aguador que derrama el agua del ánfora representa esa conciencia que se abre, que circula, que no se retiene, que se comparte, que busca la red, lo comunitario, lo colectivo.

En este nuevo tiempo no podemos seguir crear desde el aislamiento. Aunque cueste, aunque no sea fácil, necesitamos encontrar nuevas formas de convivir, de cocrear, de organizarnos, de hacer economía, de ejercer el poder, de cuidar la Tierra.

Y esto no se logra solo con ideas. Se logra con prácticas. Es ahí, en lo cotidiano, donde podemos encarnar la nueva era.

La Era de Piscis, que llega a su fin, nos trajo la devoción, el sacrificio, la entrega, el amor incondicional, la fe. Pero también el dogma, el fanatismo, la culpa, la dependencia, la salvación externa, las instituciones religiosas.

Ahora todo eso empieza a resquebrajarse. Y lo nuevo comienza a nacer.

Acuario nos llama a despertar al futuro, a la libertad, a la fraternidad, a la conciencia planetaria.

Pero cuidado: también puede volverse una era de desconexión emocional, de frialdad, de exceso de tecnología, de simulación.

Ya lo vimos en el encierro del 2020. Para algunos fue un trauma. Para otros, un despertar.

El gran desafío será habitar lo colectivo sin perder el corazón. Ser parte de un entramado mayor sin disolvernos. Estar juntos sin dejar de ser.

Este nuevo tiempo no vendrá de arriba. Vendrá de adentro. Vendrá del deseo de vivir de otra manera. Del llamado profundo a liberarnos de lo que ya no va, para cocrear algo nuevo que aún no tiene forma, pero que nos habita como anhelo.

La Era de Acuario nos invita a vivir con conciencia. A dejar de repetir. A preguntarnos qué mundo queremos dejar. A habitar el presente con responsabilidad futura.

Y si lo que está afuera es un reflejo de lo que está adentro, entonces este tránsito de era no es solo cósmico. También es íntimo.

Ritual sugerido para esta quincena:

Escribe una carta a tu “yo del futuro”.

Imagínate dentro de 10 años:

¿Dónde estás? ¿Con quién? ¿Qué estás creando? ¿Qué soltaste para llegar hasta ahí?

Guárdala. Esa carta es una semilla en el jardín del tiempo.

¿Cuál es la parte de mí que el mundo está esperando que despierte?

Quisiera compartir este viaje del alma colectiva al alma individual en estas próximas columnas vamos a descender desde este gran panorama hacia los tránsitos anuales, mensuales y quincenales, explorando cómo los movimientos celestes reflejan y acompañan los procesos del alma. Porque entender el cielo también es entendernos.

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Veronica Genta, tarotista, astróloga, artista textil y maestra Waldorf, integra caminos terapéuticos y espirituales a través de la pedagogía sanadora y la creación consciente. Es la creadora de Casa Crisálida, un espacio de transformación interior y apoyo espiritual.

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