por Dr. David Fialkoff, Editor

Mi amiga Verónica presentó Lokkal a su amiga Kena, y luego a ella me presentó. Kena es una enérgica mujer de negocios, mexicana de apenas cuarenta años, bastante versada en el mundo de la edición y la publicidad.

Kena tenía en sus planes iniciar un proyecto de educación comunitaria, sin embargo no siempre los proyectos se concretan a la primera, dejándola en busca de algo más que hacer.

Nos reunimos dos veces a mediados de diciembre; la segunda vez durante cuatro horas. Luego lo dejamos todo en suspenso por las vacaciones. Esta semana, la primera de enero, vino a uno de mis almuerzos serios: huevos con pesto, queso de cabra, aceitunas, tomates secos, trucha ahumada y más (mi trueque con Luna de Queso me tiene comiendo como un rico) y para hablar seriamente de cómo podríamos empezar a trabajar juntos.

En medio de ir a lo esencial, Kena me dijo que, ahora, por segunda vez, la mujer que le lee el Tarot me ha visto en las cartas, un extranjero mayor que será su socio. Los espíritus conspiran a mi favor.

Durante nuestra reunión de cuatro horas antes de las vacaciones, me quejé de lo aislado que estoy, trabajando en Lokkal (localismo, internet local). En mi propia defensa, si pensaba que tenía un plan para reinventar sólidamente las Páginas Amarillas (redistribuyendo la riqueza y reconstruyendo la comunidad), también podría ser monomaníaco. Repetí que Verónica me había dicho que tenía que buscarme la vida, salir y socializar más, encontrar novia. (Kena está muy felizmente casada).

Cuando se lo dije a Kena, levantó la nariz, sacudió la cabeza y descartó la idea. «Estás haciendo algo muy importante; algo que te da una razón para levantarte por la mañana».

Desde que Veronica y yo dejamos de ser pareja hace tres años (hace exactamente tres años, justo después de Año Nuevo) me he dedicado por completo a trabajar. Algunos pintan; yo publico. Y con tantos hierros en el fuego, realmente no he tenido tiempo para una novia.

Pero ahora, con el inminente lanzamiento del mapa digital de Lokkal (quítate de enmedio Google Maps), todo está en su sitio. Con el prototipo aquí en San Miguel plenamente funcional, con algo de viento bajo sus alas, Lokkal volará para replicarse en Querétaro y Nueva Orleans, y, con bastante rapidez, en docenas de otras ciudades. Dicen que se tarda seis o siete años en hacer crecer un negocio, y eso es más o menos lo que ha tardado.

También dicen que las ecuaciones en física tienen más probabilidades de ser ciertas si son sencillas y elegantes. Lokkal es simple y elegante. Podemos hacer San Miguel mejor que las corporaciones globales. Gracias Google y Trip Advisor, pero nosotros presentaremos nuestra propia ciudad al planeta. La comunidad autóctona es lo más auténtico... e importante.

Marx escribió: «Toma posesión los medios de producción». Lokkal nos invita a «Tomar posesión de los medios de comunicación». Es una economía de la información; controlemos nuestra información.

Sólo han pasado unos días desde nuestra reunión, pero Kena está en marcha con entusiasmo; ha impreso un centenar de pegatinas para poner por toda la ciudad; ha creado un bonito kit de información para posibles anunciantes; está reanimando la página de Facebook de Lokkal; y en cuanto su yerno venga con su viejo teléfono (ahora en Aguascalientes) creará un grupo de WhatsApp.

Quién sabe, si las cartas salen bien, a lo mejor hasta me encuentra novia.

De momento está siendo un año genial.

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